En 1995 Nike comenzó a especular con al idea de convertir un par de corredores kenianos en el primero equipo olímpico africano de esquí. Para los directivos de Nike, los kenianos, que han dominado en las carreras olímpicas desde 1968, siempre fueron la encarnación de la idea del deporte. Si ellos lograban tal hazaña Nike cumpliría su sentencia que “los deportes no tienen fronteras”. Y , en cualquier caso, se hablaría de la marca e inumerables artículos y entrevistas. ¿Qué periodista resistiría la tentación de ver al primer equipo africano de esquí? 
Para hacer realidad su sueño, Nike busco dos corredores de categoría media Philip Boit y Henry Bitok. Como en Kenia no nieva, ni hay federación, ni instalaciones de esquí, Nike financió la totalidad del increíble proyecto, para esto desembolsó 250 mil dólares en la preparación de los kenianos en Finlandia y en el diseño de sus uniformes. También les pagó un salario mientras permanecían alejados de sus casas. Cuando comenzó la competición en Nagano, Japón, Bitok no clasificó y Boit terminó último, veinte minutos después del ganador de la medalla de oro, Bjork Daehlie de Noruega.
Resulta evidente que las carreras de fondo y el esquí exigen cualidades distintas y el empleo de músculos diferentes.
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